Hace 3 meses, me fui de mi ciudad.
Rumbo perdido, desaparecido en el tiempo, me encuentro ahora en Ushuaia, sur del mundo.
Todavía me cuesta decir que vivo en este confín de ciudad, metido en el medio de montañas, lago y mar. Prácticamente 6.000 km distante de mi querida y sufrida ciudad, llamada Recife (Brasil).
Aquí, encontré trabajo.
Me cambié, salí del hostel donde estuve un par de días y me fuí a una pensión, con la intención de pagar menos y ahorrar más. Los tiempos se hicieron duros para quién «no tiene un puto».
Pero mi deseo de verdad es conseguir por lo menos una habitación para mi solo. Como digo para todos…»hay que saber esperar»
También doy clases de portugues para mi jefe. Todos los dias, a las 08h30 de la mañana lo encuentro en el café al lado de la agencia de turismo donde trabajo, y aún con el día escuro, empezamos a hablar y hacer tareas en portugués. La verdad es que eso me cuesta un poco, pero la experiencia es un tanto curiosa.
Sigo «viajando na viaje», siempre.
En la manera de ser, en las sorpresas y en las delicias de este lugar, tan nuevo y tan desconocido para mi.
No tengo mucho tiempo libre para andar por ahí sin compromiso, pero tengo mucho aprecio por las conquistas de cada día. Un documento rescatado, un encuentro solitário, un lindo sol amaneciendo…todo es motivo para dar un grito y decir «sí, hoy va a ser un gran lindo día». Hay que agradecer a todos que me ayudan y me soportan, en cada momento.
Por fin, comparto con los que dicen que el segredo de la felicidad no está en su fin, sino en el camino para encontrarla.
Así, aquí sigo pensante y caminante.
Ushuaia, 25/06/2014 .:. En Ushuaia, por un buen tiempo