Alberto De Agostini y el Monte Olivia

Vidas y viajes del sacerdote salesiano, explorador de la Patagonia

La materia de hoy en nuestro blog la dedico a un personaje especial en la exploración de la Patagonia, un ser humano sensible y de espirito libre que ayudó a desvendar esta peculiar región del planeta.

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Además de poner algunas reflexiones mías, también tomo la libertad de compartir algunos tramos del libro «Monseñor Patagonia – Vida y viajes de Alberto de Agostini, el sacerdote salesiano y explorador», de Germán Sopeña. Este libro, cuya primera edición es del 2003 (Buenos Aires, Argentina) revela el lado explorador y apasionado del andinista y cura italiano, padre Alberto María de Agostini (1883 – 1960). Tuve la oportunidad de conocer un poco más de este personaje viajando y explorando la Patagonia Austral, de los cuales muchos cerros, fiordos y glaciares llevan la toponímia relacionada a él. La cuestión especial de este y otros libros que leí en mi temporada embarcado como guía de expedición, es que describe detalladamente, con comentarios y aportes del autor, a dos grandes echos de De Agostini: primeramente, los intentos de llegar a la cumbre del Monte Sarmiento, 2.404m. s.n.m., considerada una de las montañas más altas y bellas de la Cordillera Darwin, localizada en el suroeste de la Isla de Tierra del Fuego y que forma parte del Parque Nacional Alberto de Agostini (Chile); en un segundo momento, su logro al ser el primero a conquistar el Monte Olivia, 1.326m s.n.m., esta cumbre hermosa y la más significativa localizada en los márgenes de la «ciudad más austral del mundo», Ushuaia (Argentina).

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Esta montaña puede no ser la más alta o la más imponente de la región, peró yo especialmente la tengo como referencia en belleza y poesia «de montaña», por así decir. La considero una de las más lindas montañas que conoci en mi corta experiencia entre el mar y las montañas de la Tierra del Fuego y tengo esa vivencia como la más rica en términos de paisajes y conocimiento natural de mi vida. Además se encuentra en un punto estratégico de donde cualquier lugar de la ciudad se puede avistar y también por la entrada a la bahía, saliendo del Canal Beagle hacía Ushuaia.

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«En poco más de una hora llegamos a la cima de las morenas frontales de un pequeño glaciar que llena su concavidad a los pies del Monte Olivia en su vertiente sudoeste y nos encontramos a una altura de 850 metros. Frente a nosotros se yergue su punta piramidal que, dorada por los primeros rayos del sol naciente, parece sonreírnos y alentarnos en la ardua empresa»

El escritor Germán Sopeña describe que «ese extraordinario momento marca, definitivamente, la consagración de por vida del padre De Agostini a la Patagonia. Es la primera gran cumbre alcanzada, y la que incentivará aún más, si cabía, su pasión por las montañas australes.» Estamos en Febrero de 1913, 3 años después que Alberto De Agostini se traslada a Punta Arenas, ciudad más austral de Chile, donde cumple con sus funciones clesiasticas pero también empieza a enamorarse de la región, de su paisaje y de sus personas. De echo, serán suyas las primeras y mejores fotografias y filmografias de montañas y poblaciones indígenas, utilizadas hasta los días de hoy como referencia para el estudio de este increíble paisaje. Hasta el fin de su vida, estará enamorada de la Patagonia y acá regreserá várias veces para cumplir diferentes roles en el desarrollo cientifico y humano de la región.

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Otro tramo del libro nos llama la atención para el espirito explorador del padra salesiano: «le bastan pocas horas para recuperarse del cansancio de la travesía. Apenas un día después de la llegada a Ushuaia, De AGostini comenzó a programas el ascenso al Monte Olivia, una meta que nadie había logrado hasta entonces. Y sabía, ciertamente, que la empresa no era un simple paseo.

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«La singular hermosura y majestuosidad de este monte y su cercanía a un centro de población, había despartadi desde hacía algunos años, en algunos exploradores europeos, el vivo deseo de conquistar su cima; pero una vez acervas a esa esbelta torre, su sola vista había sido suficiente para asustarlos y ahuyentarlos»

Punta Arenas, 12/10/2015 .:. Hacía el fin del mundo

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